Nació en Cuzco el 11 de setiembre de 1852
y murió en Buenos Aires el 25 de octubre de 1909. Clorinda Matto de Turner fue
hija de Ramón Matto Torres y Grimanesa Usandivaras Gárate, quienes la
bautizaron con el nombre de Grimanesa Martina, que después sería cambiado por Clorinda.
Durante la infancia alternó estadías en la ciudad de Cuzco y la hacienda familiar de Paullo-Chico, situada en la provincia de Calca.
Estudió en el Colegio Nuestra Señora de las Mercedes del Cuzco, donde fue una alumna becada, a los dieciséis años dejó el colegio para dedicarse a las labores de su hogar (1868).
Durante la infancia alternó estadías en la ciudad de Cuzco y la hacienda familiar de Paullo-Chico, situada en la provincia de Calca.
Comunidad de Paullo, vista desde la casa de Doña Clorinda Matto.
La casa de Clorinda Matto de Turner, en Paullo.
En esta casa pasó su infancia. Observen la puerta tallada, con diseños antigüos.
Estudió en el Colegio Nuestra Señora de las Mercedes del Cuzco, donde fue una alumna becada, a los dieciséis años dejó el colegio para dedicarse a las labores de su hogar (1868).
En 1871, se casó con el comerciante
inglés Joseph Turner, Clorinda Matto se trasladó al pueblo de Tinta donde
continuó la carrera literaria , escribiendo versos
y artículos que fueron publicados bajo diversos seudónimos en publicaciones
regionales como El Heraldo, El Ferrocarril, El Rodadero, El Eco de los
Andes y El Mercurio. En abril de
1876 la escritora fundó la revista El
Recreo y, al año siguiente, visitó por primera vez la capital peruana,
donde tuvo la oportunidad de participar en las tertulias literarias organizadas
por la escritora argentina Juana Manuela Gorriti (28-II-1877). Para entonces ya colaboraba con las
principales publicaciones literarias del país firmando artículos con su nombre
o con el seudónimo de "Carlota
Dimont".
Durante la guerra con Chile (1879-83), Clorinda
Matto de Turner vivió en Tinta y, luego de la muerte de su esposo, el 3 de
marzo de 1881, tuvo que administrar los bienes del matrimonio. A fines de 1883,
se trasladó a Arequipa para asumir la jefatura de redacción del diario La Bolsa, uno de los más importantes de
la ciudad. En abril de 1886 se estableció en Lima, ciudad donde fue incorporada
rápidamente a las principales instituciones culturales de la capital peruana,
como el Círculo Literario y el Ateneo de Lima. En 1888 la Unión
Iberoamericana de Madrid acordó nombrarla socia honoraria.
En octubre de 1889 Clorinda Matto de
Turner asumió la dirección del semanario El
Perú Ilustrado, la más importante publicación literaria del país en esa
época, donde debido a la publicación del relato Magdala
del escritor brasileño Henrique Coelho Netto (23-VIII-1890), considerado
sacrílego; el arzobispo de Lima Manuel Antonio Bandini
prohibió bajo pena de pecado mortal, la lectura, venta y difusión de El Perú Ilustrado. Aunque Clorinda Matto
alegó que el relato había sido publicado sin su consentimiento y por error, la Iglesia inició una campaña en su contra, que ocultaba el motivo real del
enfado: la publicación un año antes de la novela Aves sin nido, en la que se hacía denuncia de la corrupción del
clero. Finalmente, tras ser excomulgada, el 11 de julio de 1891 Matto presentó
su renuncia para que se levantase la censura eclesiástica contra la semanario.
Decidida a independizarse tras su
accidentado paso por El Perú Ilustrado,
en febrero de 1892 fundó con sus hermanos su propia imprenta, La Equitativa, que publicaba el
periódico bisemanal Los Andes (sólo
duró un año) desde el cual Clorinda Matto de Turner defendió al gobierno del general
Andrés A. Cáceres, con cuyo partido simpatizó abiertamente. El 17 de marzo de
1895 tropas rebeldes al mando de Nicolás de Piérola entraron en la capital
peruana y trabaron combate con las fuerzas gobiernistas. Los rebeldes saquearon
la casa que Matto compartía con su hermano David y la apresaron, pero pudo huir
y refugiarse en casa de unos amigos. Para entonces el presidente Cáceres había
sido derrotado y la imprenta La
Equitativa había sido saqueada e inutilizadas sus máquinas. Así las cosas,
en 1895, Clorinda Matto optó por embarcarse hacia Valparaíso, de donde pasó a
Santiago, luego a Mendoza y, finalmente, a Buenos Aires, donde fijó su
residencia.
El 14 de diciembre de 1895 Matto dictó
una conferencia pública en el Ateneo porteño bajo el sugestivo título de
"Las obreras del pensamiento en la América del Sur" y, en febrero del
año siguiente, fundó la revista Búcaro
Americano, convertida desde enero de 1897 en el órgano oficial de la
Sociedad Proteccionista Intelectual, y que editaría hasta poco antes de su
muerte. En 1896 fue incorporada como profesora de Analogía en la Escuela Normal
de Profesoras de la Capital Federal, e hizo también la docencia en la Escuela
Normal Norteamericana y la Escuela Comercial de Mujeres.
Clorinda Matto colaboró en diversas publicaciones
como La Prensa, La Nación, La Razón y El Tiempo de Buenos Aires, la Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales de Montevideo, El Cojo Ilustrado de Caracas y Las Tres Américas de Nueva York, e
incluso fue elegida miembro del Consejo Nacional de Mujeres de Argentina. En
mayo de 1908 se embarcó con destino a Europa para visitar Francia, Inglaterra,
Suiza, Alemania y España, país donde dictó conferencias en el Ateneo de Madrid
y en la Unión Ibero-Americana. A fines de año Clorinda Matto de Turner volvió a
Buenos Aires para retomar sus actividades, que no duraron ni siquiera un año,
ya que cayó enferma, y al año siguiente murió de congestión pulmonar. Años más
tarde, una resolución legislativa del Congreso peruano dispuso la repatriación
de los restos de la escritora.
Sus primeras publicaciones las hizo
dentro del género tradicional, que Ricardo Palma había puesto en boga en toda
Hispanoamérica. El primer libro de Clorinda Matto de Turner fue Tradiciones cuzqueñas, Leyendas, Biografías
y Hojas sueltas (Arequipa, 1884), publicado con un prólogo de Palma en el
que la llama "su mejor discípula".
En la misma línea, siguió luego Tradiciones
cuzqueñas, crónicas, hojas sueltas. Tomo segundo (Lima, 1886), con prólogo
de José Antonio de Lavalle. El historiador peruano Horacio Villanueva Urteaga
ha demostrado que la mayor parte de estas tradiciones se basan en los Anales del Cuzco de Diego Esquivel y
Navia, entonces inéditos.
Autor. Alexander Edu
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